martes, 5 de julio de 2011

¿Quién es quién?

Texto: G.Wyman



Afirmar que la historia de la arquitectura es realmente la historia de la arquitectura publicitada no es una novedad.

La consolidación de internet como medio de comunicación global ha incidido todavía más en esa tendencia. Todos conocemos este o aquel edificio, pero ¿quién ha estado dentro de él? Con más de 10 post diarios en los incontables blogs de novedades de la disciplina, tenemos acceso en unas horas a más edificios de los que podríamos visitar en una vida entera; y todo ello comiendo palomitas sentados en el sillón… la oferta es irresistible.

En el camino se pierden los matices proporcionados por la realidad física de la obra, todo el filón fenomenológico (que no por otro motivo es un planteamiento minoritario en la actualidad frente a otros más abstractos, independientes del producto final). Mientras que lo que de verdad sucede es que se ha transformado esa realidad de la obra, según la famosa afirmación ‘el medio es el mensaje’.

Sin embargo, no es éste un post de lamento por la pureza perdida, ni de geronto-argumentos del tipo “en mis tiempos sí se conocía la verdad”. Simplemente trata de constatar que la percepción de la arquitectura ahora es diferente y lo que es más importante, es mediada. Es decir, conocida a través de un intermediario entre la realidad y el espectador: Alguien nos la cuenta. Ya no conocemos la arquitectura de mano de su autor sino de quien nos la suministra. Y si en otro tiempo un autor podía ejercer cierto control sobre lo que se publicaba de su obra, hoy es tal la incidencia de mediadores (fotógrafos, comentaristas, editores, diseñadores, diagramadores, revistas, fancines, libros, webs, blogs…), que el propio autor desconoce más de la mitad del material que se publica sobre su trabajo.

Ahí es donde quiere llegar el post: Las imágenes icónicas que guardamos de los edificios ¿son realmente resultado del arquitecto? Y más aún ¿merecen representar al edificio?

Propongamos el sencillo ejercicio de mostrar otras fotografías, no oficiales pero sí reales, de edificios conocidos. ¿Sería posible adivinar de qué obra se trata?

Para empezar, un ejemplo fácil: la foto que ilustraba nuestro primer post.